El Perú es nuestro territorio, un país que, aunque diverso, forma parte del Cinturón de Fuego del Pacífico, zona donde se desarrolla el proceso de subducción de las placas de Nazca y sudamericana. Este hecho nos enseña una primera gran lección: vivimos en un país donde siempre ocurrirán sismos.
Sabemos que muchas personas preferirían que no ocurrieran sismos o, simplemente, que nuestro planeta no esté tectónicamente activo. Sin embargo, ese escenario nos llevaría a habitar un planeta muerto, sin ninguna manifestación de vida. Como ese no es el caso, debemos acostumbrarnos a convivir con los sismos, ya que estos son la expresión más clara que nuestro planeta está vivo y nos permiten gozar de recursos únicos y extraordinarios.
Concentrándonos en el sur del Perú, un estudio de la zona de subducción (donde colisionan las placas) realizado por el Instituto Geofísico del Perú (IGP) indica que al sur de Arequipa, Moquegua y Tacna se viene acumulando energía sísmica que, en algún momento, tendrá que ser liberada por medio de un sismo de gran magnitud. Conocer este pronóstico no debe ser sinónimo de desesperación; por el contrario, tiene que ser el motivo y razón para que estemos preparados.
Entonces, ahora que sabemos que no podemos prescindir de la actividad sísmica y que en cualquier momento ocurrirá un sismo importante, ¿porque no aprender a convivir con ellos? Este trabajo nos involucra a todos los peruanos, y una forma de ponerlo en práctica es participar de simulacros, ejercicios que deben ser tomados como si fueran sismos reales en los que podremos medir nuestras debilidades y fortalezas.
Así, desde el IGP, los invitamos a participar activamente en el simulacro nacional multipeligro que se realizará este 31 de mayo a las 10 a. m. Para el caso del sur peruano, el IGP ha definido como escenario la ocurrencia de un sismo de magnitud M8.2, con epicentro a 73 km al sur de Mollendo, que será percibido con intensidades de IX en Mollendo, Matarani, Camaná e Ilo; VIII en Moquegua, Omate, Vítor, Arequipa y Ocoña; VII en Tacna, Candarave, Tarata y Locumba; VI en Caravelí, Condesuyos, Castilla, Caylloma, Yura y Chivay.
Recordemos: los sismos solo sacuden los suelos con mayor o menor intensidad y los desastres son producto del crecimiento desordenado de las áreas urbanas, el mal estado de las estructuras y los suelos no compactos. Por ello, la reducción del riesgo empieza en nosotros. Generemos el cambio. Es momento de adquirir una cultura de prevención y hacer, todos juntos, «Ciencia para protegernos, ciencia para avanzar».